Sólo una canción para el domingo

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Ven aquí,

donde tus oídos no pueden escuchar el ruido del mundo.

Ven aquí y cierra tus labios.

Sólo quiero el rumor que sale de tu pecho.

Tengo para ti palabras que se igualan al oro,

cómo descubrirlas a otros... Nadie

sabrá quién eres; no te preocupes,

sé guardar los secretos:

es lo único que quizás he estado haciendo toda mi vida.

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(Madrid, 2 de julio de 2006)

© 2006 David Lago González

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